En tiempos de crisis: sindicalismo y trabajo en el Perú.
Carlos Mejia es Sociólogo sanmarquino y Magister en Relaciones Laborales por la PUCP. Ha sido asesor de la CGTP y de la FTCCP y ahora se desempeña como asesor independiente e investigador en temas de mercado laboral, negociación colectiva, sindicalismo, capacitación, organización e identidad laboral, entre otros.
-
El coronavirus está evidenciando las limitaciones y
fracasos del sistema neoliberal ¿Crees que una de las tareas para las
organizaciones sociales y políticas debería ser como explicar y crear
conciencia de clase en la gente?
A mi juicio una de las prioridades del
movimiento sindical es la de organizar a los trabajadores y trabajadoras en la
presente coyuntura. Lo que la pandemia demuestra es que, en una situación de
crisis, los empresarios buscan descargar todo el peso en la clase trabajadora y
que para evitarlo sólo tenemos la organización sindical.
Hay que formar sindicatos en los sectores
donde no existe y fortalecer aquellos que vienen funcionando. Si antes era
prioritario organizar, ahora lo es doblemente más. Sin organización los
trabajadores seguirán muriendo ya sea por el Covid-19 o por el desempleo.
- Cuando le entrevistan a María Isabel León de Céspedes
representante de la CONFIEP; al igual que Vizcarra muestran su preocupación por
la informalidad como un problema a resolver de mejora a las condiciones
laborales, ¿es ese el problema de raíz?
El concepto de informalidad es poco
exacto para describir la situación de cientos de miles de trabajadores. Un
término más exacto es hablar del autoempleo para describir el tipo de relación
laboral y la precariedad para acercarnos a las condiciones en que se desarrolla
el trabajo. Asimismo, tenemos el fraude laboral, es decir, aquellos
trabajadores que laboran para una empresa, pero carecen de contrato o tienen un
contrato que no les corresponde.
Entonces, la realidad es más
compleja que solamente inscribir trabajadores en una planilla. Hay que
fortalecer la fiscalización laboral por parte del Estado pues si no, las leyes
laborales son solo papel mojado en tinta. Como el 99% de la legislación laboral
existente.
Ojo, la crisis sanitaria solamente
ha mostrado más claramente los problemas existentes, pero los problemas
estuvieron aquí, y siguen aquí: las prácticas antisindicales no han cesado ni
un solo día. Los abusos no se han detenido. El fraude laboral sigue allí vivito
y fregando.
- Hay un economista británico GUY STANDING que pone como sujeto social al precariado, ¿crees que en Perú nos ayudaría mucho entender más ese sector para hacer un frente a los intereses de las grandes empresas?
Standing tiene una reflexión muy
interesante sobre la precarización del trabajo en los países del hemisferio
norte. Efectivamente, la crisis del pacto social del estado Benefactor, el
debilitamiento del sindicalismo y las políticas neoliberales han significado un
retroceso en materia de derechos y condiciones de vida para la clase
trabajadora europea. Los nuevos trabajos son muy precarios.
En nuestro caso, para ser breve,
deberíamos decir que la precariedad es la principal característica del empleo
en el Perú. Puedes mencionar cualquier sector económico y encontrarás un
porcentaje de precariedad laboral significativo. Una de sus principales
manifestaciones es la ausencia de representación sindical.
- En esta crisis una vez más se evidencia que las empresas son
las beneficiadas, en teoría en este sistema neoliberal, el estado no interviene
en la política económica, pero con el decreto de urgencia “Suspensión perfecta”
y los otros subsidios a las grandes empresas, el estado si está decidiendo
quien paga la crisis, ¿cómo afectara a las y los trabajadores estás políticas
económicas?
La
pandemia y las respuestas gubernamentales dictadas a partir de ella han
mostrado las desigualdades producidas por décadas de políticas neoliberales,
como han señalado muchos analistas. Efectivamente, en el mundo del trabajo
hemos podido apreciar con bastante claridad, el amplio número y la fragilidad
económica de sectores como el autoempleo por un lado y los grupos de
trabajadores en fraude laboral por otro (ambos denominados “informalidad
laboral”).
El
sector “formal” por otro lado, esta mayormente compuesto por trabajadores bajo
un contrato temporal, lo cual supone en este contexto una mayor vulnerabilidad.
Todos estos elementos han permitido ilustrar para la opinión pública la desigual
distribución de poder entre el sector empresarial y los trabajadores del país.
Desde
los primeros días del Estado de Emergencia, los gremios empresariales han
desarrollado una estrategia basada en la disolución del vínculo laboral, para
evitar precisamente cualquier responsabilidad.
En
un mediano plazo es muy probable que nos enfrentemos a una recesión. Y esto es
muy grave para los trabajadores, pues históricamente, las recesiones económicas
han significado despidos masivos de trabajadores y fuertes luchas sociales.
Nuestra clase trabajadora esta muy debilitada y una ofensiva patronal aliada
con un gobierno de derechas sería devastadora.
Un
sector de los empresarios aspira a aprovechar esta coyuntura para reducir a
cero la tasa de afiliación sindical. Entonces, los sindicatos existentes deben
estar preparados para una ofensiva muy fuerte.
- En los años 60 si le preguntabas a un sindicalista; ¿Qué
era un sindicato?; muchos de ellos te respondían que era como una hermandad, por
la presencia transversal del gremio en su vida. ¿Por qué crees que el
sindicalismo ha dejado la vida cotidiana de los trabajadores?
Es una pregunta muy amplia y compleja. Hay
muchos factores para el declive del movimiento sindical. Hay elementos que
tienen que ver con el cambio de la matriz productiva en el mundo globalizado,
con el peso de los servicios; otros factores son más políticos, como la crisis
del modelo benefactor y en nuestro caso, el fracaso de todos los intentos de
industrialización; el auge de las políticas neoliberales y ciertamente también
la ceguera de los liderazgos sindicales para renovarse y acercarse a los nuevos
colectivos laborales.
- ¿Cómo puede politizarse y unirse una generación que ha entrado en el mundo del trabajo en este contexto de egoísmo y competitividad?
Creo que en general, uno de los problemas del sindicalismo en
particular y de la izquierda en general es su dificultad para construir un
encuadre discursivo que sea realmente eficaz en términos de movilización. Esta
dificultad se puede explicar por la ausencia de lazos reales con los sectores
sociales que pretender representar. Es sencillo, claro, no puedes ser la voz de
los trabajadores, si no hay trabajadores en tu organización. Si no conoces los
problemas concretos de gente concreta, pues difícilmente puedes pensar en reclamos
que los movilicen. Y todo esto se reemplaza con ideología, con sentido común (
a veces) y con buenas intenciones. Así, no vamos a ninguna parte. Así, somos
con suerte tendencia en twitter pero nada más. Y sí es importante ser tendencia
en redes, pero probablemente es más importante es subir la tasa de
sindicalización de 5% a 10%.
Comentarios
Publicar un comentario