Nueva Generación-Nueva Constitución


“He sido agredido por el grupo terna, me han tenido reducido tres días sin comer, sin agua, en una habitación, escondido con otra persona, no sé quién era porque nos tenían separados”, fueron las palabras del joven Luis Araujo.

Mientras las familias peruanas hacían todo lo posible por sobrevivir a esta crisis económica, el gobierno una vez más, en las alturas del poder movían las fichas de ajedrez, está vez para encargarle las riendas de nuestro país, a una de las clases políticas más recalcitrantes de la derecha, encabezada por Merino y, parte de su equipo con Antero Flórez.

En Cusco, salimos a las calles desde aquella noche del 9 noviembre, apenas llegué, la policía ya estaba en el frontis del poder judicial y estaban interviniendo a una joven mujer por estar escribiendo en su cartel: “Fuera Merino”, comenzó a llegar más gente; pero, sentía algo de preocupación, porque ya había pasado que cuando en una marcha te ven menos de 4 personas, la policía te lleva a la comisaria para ponerte una multa, menos mal llegaron más, igual la policía hizo una fila de choque y, comenzó arrinconarnos, a empujarnos, no querían que nos acerquemos a la Plaza de Armas del Cusco, vimos varias formas de entrar, al final lo impidieron.

Al día siguiente, salimos, teníamos que ir a la Plaza de Armas, que siempre fue el espacio de lucha, no solo, no lo permitieron, sino que tiraron bombas, golpearon sin mesura. Cuando le preguntaron a la comandante de la PNP; Edith Espejo, sobre lo ocurrido, dijo: “estamos haciendo uso del mecanismo que la ley ampara, que es contener la alteración al orden público”. De regreso a casa, cansado, con los ojos rojos, pensaba en el orden público, claro fuera de las definiciones técnicas, para el sistema neoliberal, es defender la libertad económica mucho más que lo colectivo; para que nuestro derecho a protestar y, ahora elegir quienes no deberían gobernarnos, tenga desaparecer con una bomba lacrimógena.

La juventud del bicentenario, se ha hecho presente en las calles, le ha gritado al ambulante, al trabajador del restaurante, al comerciante que trajo sus pitos y cintas, a los universitarios que han sido estafados por las universidades truchas, a los gremios sociales, qué las calles son nuestras y, qué la irreverencia, trae victorias; pero, también perdidas que nunca olvidaremos; a Inti Sotelo Camargo- Jack Bryan Pintado, que entregaron su espíritu, para que nuestra cotidianidad sea diferente, para pasar de resistir a conseguir más derechos; poner por delante nuestra elección antes de sus intereses, qué ya no se amparen en las leyes de la constitución del 93 qué ha sido escrita con la sangre de aquellos que también alzaron su voz contra las injusticias; y , que hoy siguen amparándose para matar, golpear, y, desaparecer.

La generación del Bicentenario, construyo el puente hacia la Nueva Constitución; pero, nos pondrán la misma receta para no cruzarla, mientras, el rio sigue arrastrando corrupción e impunidad, violencia, desigualdad y explotación, de qué sirve construir el puente; si el rio seguirá en lo mismo. Crucemos para cambiarlo todo y, ver florecer a nuestro Perú.   

Por: Justo Chilo Luna










 

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