"VOCES DEL CAMBIO" - Huancayo 26 de enero.
Alvaro Campana- Secretario General del Nuevo Perú , una de las organizaciones que participara este 26 de enero , en Huancayo- "Voces del Cambio", nos brinda algunas apreciaciones en torno a dicho evento.
Cuando hablamos de unidad de las izquierdas, las primeras sensaciones son desilusiones, decepciones, desconfianza, cada momento histórico de unidad con su propio balance y cauce, ¿Porque es el momento de juntarse?
Es el momento de ponerse a dialogar, de empezar a sentar las bases de un proyecto de transformación para el Perú acorde a los desafíos actuales. A pesar de años de bonanza económica, el Perú está lejos de ser un país con justicia, bienestar y democracia para las mayorías, lo que evidencia el fracaso de las derechas que nos han gobernado desde hace más de 25 años y de su proyecto que hoy encuentra límites para seguir reproduciéndose y manteniéndose. Las izquierdas deben superar la crisis ideológica, programática y estratégica en que aún se encuentran producto de su derrota a finales de los ochentas en el contexto de la caída del muro de Berlín, la "guerra sucia" entre el terror senderista y el del estado que coincidieron en buscar acabar con los cuadros y organizaciones de las izquierdas, la crisis económica y luego los impactos de las profundas transformaciones que sufrió el país con la reestructuración neoliberal de la sociedad.
A contrapelo de esto, y a pesar de la hegemonía neoliberal, hemos tenido y tenemos una sociedad que exige cambios de fondo, que ha votado varias veces por el cambio, voluntad que ha sido varias veces traicionada. Hay un evidente agotamiento del régimen y del consenso instaurado por la dictadura fujimorista y sin embargo, no hemos logrado erigir una alternativa política de cambio. Por eso, es importante encontrarse, articularse considerando nuestra diversidad de tradiciones como una riqueza; sentar las bases de un nuevo proyecto que pueda convocar a los y las militantes de los grupos de izquierdas, al movimiento social organizado en los sindicatos de trabajadores, a los activistas que representan nuevas luchas, particularmente la que lucha por los derechos de las mujeres, la de los pueblos indígenas, las luchas ecologistas, la de los jóvenes trabajadores precarizados, la de la comunidad LGTBI.
Pero más allá de estos sectores a la ciudadanía en general. Es decir a la gente que padece el neoliberalismo a través de la corrupción que la afecta todo el tiempo, la que vive en una precariedad e inseguridad permanente, la que tiene una voluntad emprendedora pero que es permanentemente limitada por un mercado hecho para las mafias y los lobbies. Una ciudadanía que no puede acceder a un trabajo digno y padece la mala calidad de la salud y la educación convertidas en meros negocios. Una ciudadanía que debe pagar créditos carísimos endeudada de por vida para satisfacer la voracidad de los bancos. La que pierde sus tierras a manos de especuladores y de “inversionistas” apoyados por un estado capturado y corrompido.
Urge que las izquierdas y quienes se identifican con un cambio democrático de sentido popular y ciudadano se sienten a dialogar, el Nuevo Perú hace parte de estos esfuerzos, ahora con las izquierdas, pero también con otros sectores organizados. Es el caso del Encuentro Nacional de los Pueblos que se llevará a cabo a mediados de febrero promovida por la CGTP, la CUT y el Comando Nacional Unitario de Lucha con el que estamos comprometidos. Se trata de construir una Plataforma político social que permita sumar fuerzas para generar una salida constituyente y democrática a la crisis que vive el país y aportar en la conformación de una mayoría social y política y finalmente también electoral.
Más que hablar de unidad entendida como una homogeneización deberíamos entenderla como un proceso de articulación que suma voluntades en función de determinados objetivos siendo estos tácticos, coyunturales o estratégicos e históricos. Lo cierto es que hoy se requiere de una gran articulación de fuerzas que apuesten por el cambio.
¿Cuál será el aporte del Nuevo Perú frente a este encuentro del 26?
El Nuevo Perú quiere aportar su cuota a este proceso. Queremos decirles a nuestros compañeros y compañeras de izquierdas que necesitamos construir un proyecto de mayorías, que no basta para ello la suma de siglas ni un proyecto identitario de izquierdas, que no podemos quedarnos solo en la convocatoria a los sectores clásicos organizados, que necesitamos un proyecto más transversal que sume a las mayorías y ofrezca una alternativa política a amplios sectores del país, que necesitamos más que una alianza que suma o usa un registro electoral, una alianza con las mayorías nacionales que pueda enfrentar a esta especie de oligarquía corrupta que nos ha gobernado desde 1992.
Es importante también decirles que las próximas elecciones no serán cualquier tipo de elecciones. Las izquierdas siguen sin asumir, más allá de la retórica, la crisis en la que nos encontramos. Muchos parlamentarios siguen más preocupados en hacer aplicadamente sus leyes o las organizaciones participaron en las elecciones regionales y locales como si fueran cualquier elección, dispersando fuerzas, buscando ganar alguito cuando las mafias se apoderan en los territorios del estado. Las próximas elecciones generales coinciden con una crisis marcada por un indignado rechazo de la gente a la clase política, a la corrupción, al congreso. Estamos en un contexto de creciente malestar social y el agotamiento del modelo extractivo primario exportador y rentista que ya no genera chorreo ni empleo.
Se juega también la manera y el sentido en que se resolverá la crisis. Es importante por ello convertirnos una opción electoral y constituyente a la vez. Para eso necesitamos que las izquierdas y los sectores del movimiento popular se conviertan en los articuladores de un gran movimiento ciudadano. Para ello, se requiere una voluntad democrática que politice las demandas y también el propio proyecto político y electoral. Consultas, elecciones ciudadanas, un programa construido desde abajo y con la gente, un espacio donde sean los ciudadanos y las ciudadanas las protagonistas del cambio y quienes son llamados a hacer política y cambiar el país.
Como algún sector llama hay una izquierda parlamentarista, que desconocen su labor, ¿cuán importante es tejer la agenda de las calles con la del congreso?, ¿Por qué crees que para algunas organizaciones de izquierda la “unidad” no es parte de su agenda?
Es importante tener una bancada, porque permite darle voz, y amplificarla, a diversos sectores que están en lucha, que tienen muchas demandas, pero hoy es muy importante además que los parlamentarios y las parlamentarias ayuden a visibilizar los límites del actual régimen y modelo económico, que ayuden a agrietar el consenso neoliberal. Una bancada debe ayudar a visibilizar de manera integral lo que aparece como disperso y fragmentado. Medidas, proyectos, leyes que en el fondo terminan profundizando este modelo corrupto y depredador, este modelo antidemocrático y antinacional que afecta en lo cotidiano y en lo estructural a las mayorías y minorías oprimidas del país.
Por otra parte, creo que la unidad no es parte de la agenda de algunas izquierdas porque se han frustrado muchos procesos, porque ésta de por sí no resuelve finalmente el problema de la construcción de un proyecto de mayorías por sí misma.
Otras porque creen que un liderazgo o una inscripción ya de por sí resuelven el problema electoral, cuando lo que se necesita es gobernar y sostener un gobierno de cambios, es decir se necesita construir poder. En este contexto de crisis, descomposición, pero también de reagrupamiento y recomposición de un proyecto histórico de izquierdas sumar fuerzas es una tarea ardua, que sin embargo es importante hacerla considerando la diversidad como un valor. No obstante, lo central es el diálogo con el país y con la gente. La unidad no puede construirse consumiendo las energías en debates doctrinarios, sino al calor de la organización popular y ciudadana y la búsqueda de soluciones frente a los problemas de las mayorías. No todos lo entenderán así, pero la suma de fuerzas en esta perspectiva es fundamental y creo que varias organizaciones así lo están entendiendo. Por eso el diálogo democrático es muy importante.
¿Cómo se posiciona este proceso de conversación sobre la unidad en Perú ante el contexto de Latinoamérica?
Darle voz a las izquierdas en el Perú, propiciar espacios de convergencia es bueno para una América Latina que se halla en medio de una contraofensiva neoconservadora y restauradora del neoliberalismo. En el Perú, como en otros países de Latinoamérica se gestan nuevos procesos de cambio que deben construirse sobre la base de la crítica y las lecciones aprendidas de lo que son o han sido la lucha de los movimientos sociales de los noventa y las experiencias de los gobierno progresistas, con sus errores y aciertos. Se está gestando una nueva oleada de cambios que tiene otros y nuevos contenidos y actores.
¿Cuál sería tu mensaje a la ciudadanía?
Que esperamos aportar en la construcción de proyecto de izquierdas que esté a la altura de darle al Perú una alternativa amplia, democrática y transformadora.
Es el momento de ponerse a dialogar, de empezar a sentar las bases de un proyecto de transformación para el Perú acorde a los desafíos actuales. A pesar de años de bonanza económica, el Perú está lejos de ser un país con justicia, bienestar y democracia para las mayorías, lo que evidencia el fracaso de las derechas que nos han gobernado desde hace más de 25 años y de su proyecto que hoy encuentra límites para seguir reproduciéndose y manteniéndose. Las izquierdas deben superar la crisis ideológica, programática y estratégica en que aún se encuentran producto de su derrota a finales de los ochentas en el contexto de la caída del muro de Berlín, la "guerra sucia" entre el terror senderista y el del estado que coincidieron en buscar acabar con los cuadros y organizaciones de las izquierdas, la crisis económica y luego los impactos de las profundas transformaciones que sufrió el país con la reestructuración neoliberal de la sociedad.
A contrapelo de esto, y a pesar de la hegemonía neoliberal, hemos tenido y tenemos una sociedad que exige cambios de fondo, que ha votado varias veces por el cambio, voluntad que ha sido varias veces traicionada. Hay un evidente agotamiento del régimen y del consenso instaurado por la dictadura fujimorista y sin embargo, no hemos logrado erigir una alternativa política de cambio. Por eso, es importante encontrarse, articularse considerando nuestra diversidad de tradiciones como una riqueza; sentar las bases de un nuevo proyecto que pueda convocar a los y las militantes de los grupos de izquierdas, al movimiento social organizado en los sindicatos de trabajadores, a los activistas que representan nuevas luchas, particularmente la que lucha por los derechos de las mujeres, la de los pueblos indígenas, las luchas ecologistas, la de los jóvenes trabajadores precarizados, la de la comunidad LGTBI.
Pero más allá de estos sectores a la ciudadanía en general. Es decir a la gente que padece el neoliberalismo a través de la corrupción que la afecta todo el tiempo, la que vive en una precariedad e inseguridad permanente, la que tiene una voluntad emprendedora pero que es permanentemente limitada por un mercado hecho para las mafias y los lobbies. Una ciudadanía que no puede acceder a un trabajo digno y padece la mala calidad de la salud y la educación convertidas en meros negocios. Una ciudadanía que debe pagar créditos carísimos endeudada de por vida para satisfacer la voracidad de los bancos. La que pierde sus tierras a manos de especuladores y de “inversionistas” apoyados por un estado capturado y corrompido.
Urge que las izquierdas y quienes se identifican con un cambio democrático de sentido popular y ciudadano se sienten a dialogar, el Nuevo Perú hace parte de estos esfuerzos, ahora con las izquierdas, pero también con otros sectores organizados. Es el caso del Encuentro Nacional de los Pueblos que se llevará a cabo a mediados de febrero promovida por la CGTP, la CUT y el Comando Nacional Unitario de Lucha con el que estamos comprometidos. Se trata de construir una Plataforma político social que permita sumar fuerzas para generar una salida constituyente y democrática a la crisis que vive el país y aportar en la conformación de una mayoría social y política y finalmente también electoral.
Más que hablar de unidad entendida como una homogeneización deberíamos entenderla como un proceso de articulación que suma voluntades en función de determinados objetivos siendo estos tácticos, coyunturales o estratégicos e históricos. Lo cierto es que hoy se requiere de una gran articulación de fuerzas que apuesten por el cambio.
¿Cuál será el aporte del Nuevo Perú frente a este encuentro del 26?
El Nuevo Perú quiere aportar su cuota a este proceso. Queremos decirles a nuestros compañeros y compañeras de izquierdas que necesitamos construir un proyecto de mayorías, que no basta para ello la suma de siglas ni un proyecto identitario de izquierdas, que no podemos quedarnos solo en la convocatoria a los sectores clásicos organizados, que necesitamos un proyecto más transversal que sume a las mayorías y ofrezca una alternativa política a amplios sectores del país, que necesitamos más que una alianza que suma o usa un registro electoral, una alianza con las mayorías nacionales que pueda enfrentar a esta especie de oligarquía corrupta que nos ha gobernado desde 1992.
Es importante también decirles que las próximas elecciones no serán cualquier tipo de elecciones. Las izquierdas siguen sin asumir, más allá de la retórica, la crisis en la que nos encontramos. Muchos parlamentarios siguen más preocupados en hacer aplicadamente sus leyes o las organizaciones participaron en las elecciones regionales y locales como si fueran cualquier elección, dispersando fuerzas, buscando ganar alguito cuando las mafias se apoderan en los territorios del estado. Las próximas elecciones generales coinciden con una crisis marcada por un indignado rechazo de la gente a la clase política, a la corrupción, al congreso. Estamos en un contexto de creciente malestar social y el agotamiento del modelo extractivo primario exportador y rentista que ya no genera chorreo ni empleo.
Se juega también la manera y el sentido en que se resolverá la crisis. Es importante por ello convertirnos una opción electoral y constituyente a la vez. Para eso necesitamos que las izquierdas y los sectores del movimiento popular se conviertan en los articuladores de un gran movimiento ciudadano. Para ello, se requiere una voluntad democrática que politice las demandas y también el propio proyecto político y electoral. Consultas, elecciones ciudadanas, un programa construido desde abajo y con la gente, un espacio donde sean los ciudadanos y las ciudadanas las protagonistas del cambio y quienes son llamados a hacer política y cambiar el país.
Como algún sector llama hay una izquierda parlamentarista, que desconocen su labor, ¿cuán importante es tejer la agenda de las calles con la del congreso?, ¿Por qué crees que para algunas organizaciones de izquierda la “unidad” no es parte de su agenda?
Es importante tener una bancada, porque permite darle voz, y amplificarla, a diversos sectores que están en lucha, que tienen muchas demandas, pero hoy es muy importante además que los parlamentarios y las parlamentarias ayuden a visibilizar los límites del actual régimen y modelo económico, que ayuden a agrietar el consenso neoliberal. Una bancada debe ayudar a visibilizar de manera integral lo que aparece como disperso y fragmentado. Medidas, proyectos, leyes que en el fondo terminan profundizando este modelo corrupto y depredador, este modelo antidemocrático y antinacional que afecta en lo cotidiano y en lo estructural a las mayorías y minorías oprimidas del país.
Por otra parte, creo que la unidad no es parte de la agenda de algunas izquierdas porque se han frustrado muchos procesos, porque ésta de por sí no resuelve finalmente el problema de la construcción de un proyecto de mayorías por sí misma.
Otras porque creen que un liderazgo o una inscripción ya de por sí resuelven el problema electoral, cuando lo que se necesita es gobernar y sostener un gobierno de cambios, es decir se necesita construir poder. En este contexto de crisis, descomposición, pero también de reagrupamiento y recomposición de un proyecto histórico de izquierdas sumar fuerzas es una tarea ardua, que sin embargo es importante hacerla considerando la diversidad como un valor. No obstante, lo central es el diálogo con el país y con la gente. La unidad no puede construirse consumiendo las energías en debates doctrinarios, sino al calor de la organización popular y ciudadana y la búsqueda de soluciones frente a los problemas de las mayorías. No todos lo entenderán así, pero la suma de fuerzas en esta perspectiva es fundamental y creo que varias organizaciones así lo están entendiendo. Por eso el diálogo democrático es muy importante.
¿Cómo se posiciona este proceso de conversación sobre la unidad en Perú ante el contexto de Latinoamérica?
Darle voz a las izquierdas en el Perú, propiciar espacios de convergencia es bueno para una América Latina que se halla en medio de una contraofensiva neoconservadora y restauradora del neoliberalismo. En el Perú, como en otros países de Latinoamérica se gestan nuevos procesos de cambio que deben construirse sobre la base de la crítica y las lecciones aprendidas de lo que son o han sido la lucha de los movimientos sociales de los noventa y las experiencias de los gobierno progresistas, con sus errores y aciertos. Se está gestando una nueva oleada de cambios que tiene otros y nuevos contenidos y actores.
¿Cuál sería tu mensaje a la ciudadanía?
Que esperamos aportar en la construcción de proyecto de izquierdas que esté a la altura de darle al Perú una alternativa amplia, democrática y transformadora.
f foto : fuente pagina del Nuevo Perú
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